lunes, 29 de abril de 2024

Tecnológico y destrucción

Actividad 1. Investiga una reseña o sinopsis sobre la película Wall-E, también observa el corto Los tres robots” de la serie Love death & robots. Anota tus opiniones, reflexiones o comentarios.  


Actividad 2.  Contesta las preguntas:

1. ¿Para qué crees que se inventó el dinero? 


2. ¿Qué pasaría si desapareciera de pronto todo el dinero del mundo?

3. ¿Crees que el propósito de una comunidad es el desarrollo económico y la productividad? 

4. ¿El desarrollo tecnológico y económico justifica la destrucción de un ecosistema?

5. ¿La riqueza económica justifica la ejecución del poder de unas personas sobre otras? 

6. ¿Consideras que la automatización de las fábricas y empresas puede dejar sin trabajo a la gente? 

7. ¿Crees que es correcto que los celulares y otros dispositivos similares se vuelvan obsoletos tan rápidamente?

8. Si tus padres trabajan en una fábrica o empresa ¿crees que es justo o injusto que lo que ellos producen le pertenezca a alguien más?

Actividad 3. Da lectura la texto y elabora una síntesis.
A lo largo de este curso hemos visto algunas cuestiones que giran en torno a la experiencia humana y cómo esta no es estática, sino que cambia y se construye de acuerdo con su contexto. En particular, la humanidad en la actualidad está marcada por el uso y desarrollo de las tecnologías. En nuestro día a día interactuamos con todo tipo de artefactos, computadoras, máquinas automatizadas, etc. Al día de hoy, son pocas las personas que salen de casa sin su smartphone, que no cuentan con una computadora o electrodoméstico inteligente en su hogar o que no usan redes sociales. Las labores domésticas, las actividades recreativas y, sobre todo, la comunicación dependen casi en su totalidad del desarrollo tecnológico; y en muchos sentidos, este apego a la tecnología es un sinónimo de progreso, de evolución del quehacer humano. 

Pero también puede representar riesgos o peligros para nuestra vida, por lo que en esta progresión analizaremos algunas de las ventajas y desventajas del desarrollo tecnocientífico, así como sus causas e implicaciones a corto, mediano y largo plazo, a partir de las ideas de filósofos como Javier Echeverría, Boaventura de Sousa y Karl Marx. Uno de los conceptos que analizaremos es el de “tecnociencia”, y en qué se distingue de la ciencia ‒“a secas”‒ y de la tecnología. También abordaremos, a raíz de lo anterior, el concepto de “dinero” y cómo se relaciona, de manera negativa o positiva con la idea de desarrollo. Para relacionar tecnociencia y dinero encontraremos ayuda en ejemplos de la vida cotidiana como el uso de redes sociales, de herramientas de investigación académica y de programas de entretenimiento, tales como Tiktok, Instagram, Reddit, Twitch, Only Fans, ChatGPT, entre otros. Javier Echeverría, en su escrito La revolución tecnocientífica (2003), nos habla de la transformación que ha sufrido la práctica científica después de la Segunda Guerra Mundial. Antes de la década de 1930, la ciencia, dice Echeverría, era autónoma y se mantenía en una especie de torre de marfil aislada del mundo. Los científicos eran los únicos involucrados en el quehacer científico propiamente dicho. Si bien, después de la revolución industrial europea entre los siglos xviii y xix, el desarrollo técnico y tecnológico tuvo avances significativos respecto de las teorías científicas de la época, no es hasta 1945 ‒en adelante‒ que la ciencia y la tecnología se unen, creando así un nuevo modo de llevar a la práctica el conocimiento científico. Echeverria aclara que no dejó de existir la ciencia por sí misma. Los físicos teóricos, los matemáticos, químicos, etc., siguen teniendo su independencia; y esto es a lo que llama Echeverria pequeña ciencia. No obstante, la tecnociencia, o llamada en un primer momento “Gran ciencia", lleva las teorías a la sociedad en forma de productos que facilitan nuestra vida, la mejoran, la construyen y la transforman. Uno de los principales ejemplos y orígenes de la tecnociencia es el famoso Proyecto Manhattan en EE. UU. Este megaproyecto, causante de la creación de las bombas atómicas de las que ya hablamos en la progresión anterior, involucró a cientos de trabajadores, entre ellos científicos, constructores, ingenieros, políticos, abogados y, sobre todo, militares. El Proyecto Manhattan tenía como objetivo concentrar todo el poder económico, científico y militar en la creación de armas que pudieran dar ventaja a los Estados Unidos sobre los países enemigos ‒ Alemania, Japón y la URSS‒. La eficiencia de este proyecto dio al gobierno norteamericano las herramientas, no solo epistemológicas y teóricas, sino prácticas para poder desarrollarse tecnológicamente a un nivel sin precedentes.

Actividad 4.- Elabora un cuestionario de 6 preguntas a partir del siguiente texto.
Así pues, la tecnociencia surgió para dar un giro al modo en que la ciencia produce tecnología. Incluso, se vuelven tan dependientes una de la otra que es obligatorio buscar un término que las comprenda a ambas, de ahí que se opte por usar “tecnociencia”. En los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial, y con la llegada de la Guerra Fría, la tecnociencia se instaura sólidamente en EE. UU., y poco a poco en otras partes del mundo. Sin embargo, y aunque suene asombroso lo que llegó a hacerse gracias a la tecnociencia, las consecuencias y problemáticas de esta son lo que llevó a Echeverría a cuestionarse sobre los valores éticos que la conforman. Si regresamos al curso del semestre pasado, recordarás también que hablamos sobre el sociólogo Boaventura de Sousa Santos y de las Epistemologías del Sur (2011). Para de Sousa, las comunidades o sociedades hegemónicas ‒superiores de acuerdo a sus propios estándares‒, como Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, España, etc., han impuesto su forma de pensar y de ver el mundo a la gran mayoría de los países que no se encuentran “al Norte”. Es curioso que, en un mapa, donde podemos ubicar el mundo en su totalidad, tengamos siempre a Europa en el centro y a Norteamérica arriba. ¿Alguna vez te has preguntado por qué el Norte es arriba? En la siguiente imagen vemos el mapa del mundo con el que todos estamos familiarizados. Se puede observar que Europa aparece en el centro, EE. UU. y Canadá arriba, y los países que, curiosamente son más pobres y menos desarrollados se encuentran abajo. Como es el caso del continente África y toda Latinoamérica.
De Sousa Santos, al igual que el filósofo Enrique Dussel (1977), reclama que, curiosamente, estos países del norte y centro son aquellos que han impuesto su forma de hacer ciencia, su forma de conocer y de practicar cualquier clase de saber. Como vimos con Echeverría, es a partir del poder militar y económico estadounidense que se crea la tecnociencia, y solo en el desarrollo tecnocientífico es que puede decirse que un país está desarrollado. Pero esta imposición del conocimiento hegemónico no nace con el Proyecto Manhattan, como la Gran ciencia, sino que tiene su origen posiblemente desde la antigua Grecia o desde el Imperio romano y todas sus etapas. Incluso el pensamiento filosófico, lo que llamamos arte, lo que llamamos en general civilización, viene de Europa que se adueñó del mundo hace siglos, y que aún ahora limita y condena los conocimientos que no parten de sus principios. De ahí que se considere relevante, al menos para Dussel (Ibid.), preguntarse si cambiando de perspectiva el mundo, podemos cambiar la forma en la que lo comprendemos. Un ejercicio tan simple como cambiar el mapa de posición puede llevarnos a considerar si lo que sabemos, o lo que creemos que sabemos, es realmente parte del mundo real, o si, por el contrario, es una invención de aquellos que por siglos nos han obligado a conocer y a hacer bajo sus reglas.

lunes, 22 de abril de 2024

Reflexionando

 De manera individual, investiga y responde las siguientes preguntas. 

1. ¿Cuál es la diferencia entre el actuar de un perro y el de un niño pequeño en términos de supervivencia? 

2. ¿Por qué se considera aceptable tener un perro amarrado en una azotea, pero sería aberrante amarrar a un niño pequeño en las mismas condiciones? 

3.¿Quién fue Maquiavelo y que enseño?

4. Según Maquiavelo, ¿Cuál es la premisa fundamental que subyace a la idea de que el fin justifica los medios?

5.¿Quién fue Morin y que enseño?

6. Según Morin, ¿cómo caracteriza la barbarie a la cultura occidental, especialmente en ejemplos históricos como el genocidio nazi y la Santa Inquisición? Morin sostiene que la barbarie es inherente a la naturaleza humana y no está vinculada a ninguna cultura en particular. 

7.¿Quién fue Schopenhauer y que enseño?

8. ¿Cómo aborda Schopenhauer la relación entre la búsqueda constante de satisfacción y el sufrimiento humano, y cuál es la solución que propone? 

9. ¿Qué es un ejemplo de crueldad o violencia sistematizada?

10. Completa la tabla: investiga sobre algunos actos de crueldad o valencia y anota los aspectos perjudiciales y benéficos.

11. ¿Cuál es el impacto o las implicaciones de ese tipo de violencia en el mundo?

12. ¿Tu Qué harías para resolver esos problema?

13. ¿Crees que ese tipo de violencia se puede erradicar por completo?

lunes, 15 de abril de 2024

Dejar la crueldad

 ACTIVIDAD 1. Define los siguientes conceptos.

-Voluntad
-Sufrimiento
-Satisfacción
-Compasión
-Moderación 
-Barbarie 

ACTIVIDAD 2. Da lectura al documento texto; reflexiona sobre el texto, los mapas conceptuales, las ideas expresadas y anota en tu cuaderno tus opiniones, puntos de vista, comentarios o tu analisis de la lectura. ( O si lo prefieres haz un cuestionario de 10 preguntas con su respectiva respuesta)

Revisando estas consideraciones, analicemos algunas estrategias o herramientas que
nos podrían ayudar a dejar de ser crueles, si es que no lo somos por naturaleza. Para el
estratega y pensador político Nicolás Maquiavelo (1469-1527), las personas –en
particular las que gobiernan– , en lo práctico, están constantemente en la búsqueda del
poder. Las consecuencias o los caminos que se lleguen a tomar para lograr ese poder son
irrelevantes, siempre y cuando se logre la finalidad; de ahí la frase popular de: “el fin
justifica los medios”.

Teniendo esto como antecedente, se puede inferir que el ser humano suele ser cruel o
violento si hay una razón suficiente para serlo. Esto, en términos de Maquiavelo, no es
una hipótesis ni un ideal de la naturaleza humana, es un hecho. Podemos ver en nuestro
entorno que constantemente las personas cometen actos violentos, debido a ello existen
leyes y sanciones que restringen y limitan la conducta humana.

Edgar Morin (2006), filósofo y sociólogo francés, nos habla de un aspecto del actuar
humano que lo enmarca y lo define: la barbarie. Al igual que Maquiavelo, Morin ve en la
humanidad un dejo de crueldad casi innato que nos lleva siempre a la barbarie, a la
violencia, a la desmesura (hybris). El genocidio nazi, la Santa Inquisición y las constantes
guerras en Medio Oriente financiadas por EE. UU. son muestra evidente de que la cultura
occidental, al menos, es barbárica. Europa, América del Norte y todos los países que nos
construimos a partir del pensamiento y costumbres de estos continentes somos
“Occidente”, y toda nuestra historia está manchada con sangre.
Tomando como referencia algunos conceptos del filósofo Heidegger (1986), podemos
observar que las personas, animales y la naturaleza en general, para Occidente, suelen
considerarse “seres a la mano”: objetos que están ahí para uso y disfrute de la raza
humana, y no de cualquier humano, sino solo de aquel que pueda reconocerse
como dasein, es decir, como ente que comprende su existencia en el mundo. El
trabajador promedio, un esclavo, una víctima de racismo o de violación no pueden
permitirse comprender su existencia, muchas veces lograr sobrevivir día a día suele

ocupar por completo sus pensamientos. Por lo tanto, estas personas no son dasein, sino
“seres a la mano”, útiles sobre los cuales se puede ejercer el poder y la barbarie.

Parece ser, pues, que la humanidad y la cultura occidental sí tienen una tendencia natural
a la crueldad, a la barbarie y a la violencia, al menos, visto desde la perspectiva de estos
pensadores. No obstante, nosotros los humanistas y los filósofos solemos depositar
cierta esperanza en que estas cuestiones de la crueldad y la violencia se pueden
modificar, criticar y, siendo optimistas, erradicar. O al menos ese ha sido el sueño de
muchos.
Para el filósofo Arthur Schopenhauer (2006), la vida está dominada por una voluntad
que lleva a las personas a desear y buscar la satisfacción de sus deseos, como ya nos
decía Maquiavelo. Pero esta búsqueda de satisfacción, al ser constante, conduce al
sufrimiento, ya que muy pocas veces se alcanzan todas las metas. Por tal motivo, el
individuo debe liberarse del sufrimiento, es decir, negar la voluntad y renunciar a los
deseos y las pasiones. Esta negación de la voluntad implica, por un lado, renunciar a la
búsqueda constante de la satisfacción y, por el otro, la resignación y la serenidad.
A raíz de la resignación, llega la compasión hacia los demás. Schopenhauer considera
que la compasión es una virtud fundamental, y que esta nos conecta con el sufrimiento
de los demás y nos ayuda a superar nuestro egoísmo, es decir, nos hace empatizar con el
dolor de los demás. Por tal razón, podemos analizar las repercusiones de nuestros actos
de una mejor manera. De la mano con esto, Schopenhauer recomienda llevar un estilo de

vida sencillo y moderado, en el cual evitemos la búsqueda obsesiva de riqueza, fama y
poder, ya que estas ambiciones suelen vincularse con sufrimiento a largo plazo.
En resumen, puede ser suficiente para evitar la crueldad y la violencia llevar una vida
moderada, ser considerados, compasivos y empáticos; no poner nuestras necesidades
sobre las de los demás, sean otras personas o cualquier otro ser vivo. Esto aplicado a
cada individuo en particular no supondría un cambio notorio en la cantidad de violencia
que se sufre a diario en el mundo. Pues, además de ser bastante utópico, se necesitan
gobernantes compasivos que no busquen solo el poder, como advierte Maquiavelo ‒que
de hecho ocurre‒, y sumado a eso, también necesitamos dispositivos políticos que
ayuden e incentiven a las personas a implementar estas herramientas de un “buen vivir”
en sus actividades cotidianas.
Estos dispositivos políticos tendrían que asegurar que las grandes corporaciones, las
industrias y, en general, las élites políticas y económicas lleven este estilo de vida
compasivo, empático y moderado. Lo cual ya resulta un desafío para las sociedades
actuales, como se puede ver en las palabras de Morin.
En este sentido, la mejor manera de erradicar la crueldad, la violencia o cualquier acto
perjudicial sería disolver todos los sistemas de poder que no tienen una justificación
razonable para someter a otras personas o especies, eliminar las desigualdades
económicas, sociales y de especie, e implementar políticas de moderación y austeridad
que abarquen a todas las personas, sin distinguir clases, élites o colores. Todo esto parece
muy difícil de lograr, teniendo en cuenta las condiciones de nuestra vida actual. Aunque,
claro, esto no significa que sea imposible, siempre se puede implementar el “buen vivir"
de manera individual, con el fin de que, paulatinamente, llegue a ser colectivo.
No obstante, suponer que con el “buen vivir" se puede eliminar la crueldad o la
“maldad” del acontecer humano es una contradicción casi ontológica. Es decir, el ser
humano es por naturaleza errático, cambiante y volátil. Eso no quiere decir que sea
exclusivamente cruel. En la vida cotidiana podemos ver que hay personas buenas,
nobles, que ayudan a otros, que cuidan de los animales, del ambiente, que combaten las
injusticias, que critican el racismo, la misoginia, el clasismo y cualquier otro tipo de
violencia sistemática. Existen de hecho buenas personas, pero incluso esas buenas
personas se equivocan, hasta pueden cometer algún acto violento si existen las
condiciones para que ello ocurra. Y viceversa, una persona que tachamos de “mala”
puede llegar a beneficiar a alguna otra de algún modo.
Esto se puede explicar debido a que, como señala Morin, las diferentes definiciones de
“ser humano” constantemente solo ven un aspecto de la condición humana. Por ejemplo,
la definición de Homo sapiens deja de lado hybris, pues mientras que el hombre que
piensa se deja guiar por la recta razón, en cualquier momento ese mismo hombre puede
dejarse llevar por la desmesura, pues es un animal ‒como menciona Plutarco‒ a fin de
cuentas.
El Homo faber, el hombre que fabrica y se llena los egos de su poder de crear, al mismo
tiempo crea fantasmas, mitos y dioses llenos de crueldad y de manipulación. El mismo ser
humano que construye el mundo creó el peor de los demonios: el dinero. En la siguiente
progresión hablaremos con detenimiento de esto. Por ahora, basta con comprender que
el ser humano no es una cosa solo buena o mala de manera tajante, o que siempre
busque el beneficio o el perjuicio de los demás, sino que el ser humano, como ya hemos
visto, se construye, se moldea y se afianza en su contexto; y lo único que nos queda es
ser capaces de comprender y de criticar los acontecimientos, hechos y actos de las
personas, así como los de nosotros mismos.

ACTIVIDAD 3. Investiga casos o ejemplos de crueldad y violencia que se vives o conoces actualmente en tu comunidad, escuela o sociedad. Por ejemplo el racismo, la violencia de género, la persecución por credo, el clasismo, la guerra, la violencia, etc. Anota una reflexion sobre por que crees que las personas actuen así y que se podría hacer para evitarlo.

lunes, 8 de abril de 2024

La negatividad de la Experiencia Humana

ACTIVIDAD 1. Lee detenidamente el texto siguiente, analizalo y reflexiona. Elabora un resumen, sistesis.

 ¿Te has preguntado por qué existe el mal? ¿Será que la naturaleza del ser humano

consiste en ser malvado? Si recuerdas el curso del semestre pasado, ya hablamos de las

dificultades de afirmar que existe una “naturaleza humana” determinada y fija. Con lo

visto en la progresión pasada, sabemos que la condición humana es cambiante y se

construye de acuerdo con su contexto y entorno, por lo que la pregunta sobre si la

maldad es natural en el ser humano queda descartada. No obstante, ¿por qué existe el

mal? Para responder esta pregunta debemos analizar los casos en los que podemos decir


que el ser humano es malvado, ya que no preguntamos por la naturaleza del mal en sí

mismo, sino por qué decimos que las acciones del ser humano tienden a llevar a la

violencia, la guerra, la discriminación, la esclavitud, el sometimiento, etc., o sea, a

aquellas cosas que podríamos considerar “malas”.


Para que estas acciones sean consideradas “malas”, debemos asumir la dicotomía bien-

mal, lo cual ya tiene ciertos problemas, pues estos son valores cargados de otros


presupuestos morales. El bien y el mal son, principalmente, valores occidentales, y los

parámetros para decidir lo que es bueno y lo que es malo dependen de la cultura. Por

ejemplo, para las culturas griegas era “bueno” sacrificar reses a los dioses para ganar su

favor, mientras que para los pueblos vikingos era “bueno” saquear ciudades extranjeras

para generar riqueza. Así, lo que es bueno o malo no es necesariamente igual para cada

cultura, y menos para cada individuo. Entonces debemos considerar que cuando

hablamos de “maldad” tenemos que tener en cuenta los múltiples casos en los que algo

puede ser perjudicial, violento o cruel, y en qué pueden ser loables, benéficos y piadosos

‒formas en las que podemos ver la “bondad”‒.

El caso de la detonación de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki a finales de la

Segunda Guerra Mundial es un claro ejemplo de que algo puede considerarse perjudicial y

benéfico a la vez. Aunque claro, ¿perjudicial o benéfico para quién y por qué?

Con esta información podríamos sopesar en qué sentido un hecho o evento, como el de

la explosión de una bomba atómica, es más perjudicial o más benéfico. Sin embargo, no

se trata de ver en qué lado de la tabla hay más puntos y con ello tomar una postura, se

trata de tener siempre en cuenta que ninguna situación es buena o mala por sí misma, lo

que hacemos es lo que perjudica o beneficia a otros. Por ende, como puedes observar, no

es sencillo simplemente condenar la creación de las bombas atómicas, pero justificar la

violencia y la destrucción en nombre del desarrollo científico es algo, de entrada,

cuestionable.

ACTIVIDAD 2. Lee detenidamente el texto siguiente, analizalo y reflexiona. Elabora infografía en CANVA.

Pongamos otro ejemplo: la experimentación en animales, que hasta hace poco era

bastante aceptable, ahora nos parece una de las prácticas más crueles e inhumanas. Sin

embargo, ¿a qué se debe este cambio? ¿Antes era bueno y ahora no? ¿Qué nos hizo

cambiar de opinión? Las respuestas a dichas preguntas podrían ser demasiadas y muy

variadas, pero lo importante es analizar por qué parecía aceptable antes. ¿Qué nos hace

diferentes de los animales?


Por mucho tiempo se ha defendido la idea de que el ser humano posee la razón, y que los

animales solamente sienten y actúan por instinto. Pero esta idea sería, vista desde los

ojos del filósofo Plutarco (c. 46 – c. 120/5 d. C.), un error bastante serio. La diferencia

entre animales y hombres no es realmente la razón, si pensamos que la razón es una

cierta capacidad para tomar decisiones basadas en la experiencia. En palabras de María

Luisa Bacarlett, las ideas de Plutarco se plantean del siguiente modo:


Pues la naturaleza, de la que con razón dicen que todo lo hace por algo y con

vistas a algo, no hizo al ser vivo sensible para que se limitara a sentir cuando algo

le afecta; antes bien, dado que muchas cosas son familiares para él y muchas

otras le son hostiles, no podría sobrevivir ni un instante si no aprendiera a

guardarse de unas y a tener trato con las otras. (Bacarlett, 2002)


Refiriéndose Plutarco, a los seres vivos en general, no habría ninguna diferencia entre el

actuar del ser humano y el de un perro, por ejemplo. Con base en experiencias, tanto uno

como otro puede, eventualmente, tomar decisiones respecto de lo que le es grato, lo que

le es hostil, lo que le satisface, lo que le daña, etc. El perro, luego de haber sido golpeado

una vez por un auto, optará por quitarse toda vez que vea de nuevo un carro acercarse a

él. No quiere decir que el perro “sabe” que lo van a atropellar, pero puede reconocer que

eso le causará un daño. Lo mismo cuando un niño que juega con fuego, se quema,

eventualmente reconoce al fuego como un peligro.

En el mismo caso hipotético, el perro es capaz de buscar agua y comida porque el

“instinto” lo lleva a la supervivencia. Un niño pequeño, que para sobrevivir solamente llora

con la esperanza de que se le acerque alimento, podríamos decir que es, incluso, menos

razonable que el perro, pues aquel no tiene las herramientas para, por sus propios

medios, sobrevivir, pero el perro sí.

Y no diríamos, con ello, que es más valioso el perro que el niño pequeño. Aunque, al revés,

probablemente sí, diríamos que el niño pequeño es más valioso que el perro. De lo

contrario, ¿por qué consideramos aceptable tener un perro amarrado en una azotea, sin

techo y protección, pero nos parecería aberrante pensar en amarrar a un niño pequeño

en las mismas condiciones? No parece, pues, tan sencillo asumir que la razón es lo que

nos hace diferentes de los animales. Aunque, claro, un niño pequeño no es realmente

alguien que generalmente consideremos razonable.

Pongamos otro ejemplo hipotético: por un lado, tenemos a Jesús, un adulto que fuma

una cajetilla de cigarrillos al día, con el pleno conocimiento de que tal hábito puede


provocarle una muerte prematura, pero tiene la creencia de que no importa el peligro,

porque se ve genial fumando, además de que lo ayuda a concentrarse y a calmar su

estrés. Por el otro lado, tenemos una rata que entra a la cocina de noche y en silencio

para no ser vista por las personas. La rata reconoce el peligro de entrar a la cocina en el

día, pues en cualquier momento la pueden atrapar y matar, por eso opta por buscar

alimento cuando es “pertinente”. Jesús, en cambio, sabiendo del peligro que implica

fumar, no hace el más mínimo intento de evadirlo. ¿Diríamos que es más razonable Jesús

que la rata?

Seguro justificaríamos el actuar de Jesús diciendo que es un adulto que sabe tomar

decisiones y que él es capaz de asumir el riesgo, porque es un hombre libre. Con ello,

podríamos dar más luz sobre lo que es “razón”. Quizá esta toma de decisiones de manera

consciente a sabiendas del peligro es lo realmente razonable y no la sobrevivencia. De ser

así, la rata en lugar de ser razonable solo está siendo instintiva, busca sobrevivir.

Entonces ¿por qué consideramos menos terrible que experimenten con ratas, que solo

quieren vivir, a que experimenten con personas como Jesús, que claramente no les

importa la supervivencia? ¿Podríamos argumentar que es preferible experimentar en

personas que sufren adicciones que con animales? De nuevo, la respuesta no parece tan

fácil. De acuerdo con nuestros ejemplos, y con Plutarco, podríamos decir que no es admisible

en ninguno de los casos. La peor parte es que ocurre, y no existe una justificación para

ello, más allá de la capacidad de aplicar poder y violencia sobre el otro. Si ese es el

criterio, la razón es lo último que nos distingue de los animales, y esta capacidad de


aplicar el poder injustificadamente sobre los demás es lo que debemos considerar

como perjudicial.

ACTIVIDAD 3. Contesta las siguientes cuestiones y anota tus comentarios y opiniones de acuerdo a la respuesta que se espera: 


1. ¿Consideras que los seres humanos tenemos más aspectos negativos que
positivos?

R: 
2. ¿Crees que los seres humanos destruimos todo lo que tocamos?
R: 

3. ¿El concepto de civilización y la crueldad van de la mano?
R: 

4. ¿Para ti de dónde o por qué surge la crueldad de los seres humanos?
R: 

5. ¿Los seres vivos son solo para comer o para ser usados por nosotros los
humanos?

R: 

6. ¿Conoces algún evento o hecho histórico donde la crueldad humana se haya
hecho presente? ¿Cuál es?
R: